A manera de seguimiento a la entrada sobre si hay que obligar a los niños a comer. No podemos pretender que los niños siempre hagan lo que queremos o que se comporten como adultos. Comer debe ser algo que disfruten y evidentemente tenemos que dar ejemplo, pero también darles libertad para decidir.
Hace unos meses Alo probó hormigas culonas (unas hormigas gigantes que se dan en nuestro país y se suelen comer fritas) y le gustaron. Se las ofrecimos y sin prejuicios las probó.
Hoy las ha vuelto a comer, se las mandaron la tía y la abuela. Abrió un paquete y en menos de cinco minutos ya se las había acabado. Sin embargo, ya comienza a tener auto control. Por iniciativa propia, decidió guardar los otros dos paquetes para mañana. El auto control y el aplazamiento de la recompensa es algo que se ha estudiado y se sabe que es predictor del éxito futuro de un niño.
Es increíble que a veces nos cuesta que pruebe el brócoli, u otro vegetal, pero las hormigas las probó sin mayor reparo. Así es la vida y así son los niños, cuando menos te lo esperas, te sorprende. Es cuestión de tener paciencia –mucha paciencia– y esperar por lo mejor. Como ya lo he dicho antes, se trata de exponerlos a lo mejor que conocemos.